sexta-feira, 3 de abril de 2020

Coronavirus: Tiempo de Cambios y la reconquista de la libertad.


Parece una película, es difícil de creer que hace algunas semanas nadie había oído hablar del Coronavirus. Hoy, son casi un millón de casos en todo el mundo. Nuestras vidas y trabajos se han descarrilado, vivimos en cuarentena y con incertidumbre con respecto al final ¿Pero, como llegamos hasta aquí? ¿Que podemos aprender de esta pandemia? 
La respuesta corta, es que somos casi 8 mil millones de seres humanos, que ocupamos cada vez más espacios de forma insustentable y muchas veces irracional.   La presencia humana directa o a través de sus industrias, desplaza la vida silvestre y la presiona hasta el límite. Transformamos rápidamente bosques que regulan el clima, limpian el aire y nos protegen de enfermedades, en pastos para la ganadería, tierras de cultivo, minas informales que contaminan el agua, la tierra y los alimentos, o simplemente cortamos los árboles para comercio, en su mayor parte ilegal.   
Pero eso no es todo, el toque final lo realiza el comercio ilegal de animales silvestres, sea para fines  medicinales, afrodisiacos, en artesanías, como mascotas, o consumo humano (murciélagos están en el menú). El comercio de animales silvestres es un negocio, predominantemente ilegal , que genera miles de millones de dólares al año y que aplica estrategias de corrupción de autoridades semejantes al narcotráfico.  
Es esta combinación de excesos que explica en parte como llegamos hasta aquí. El Coronavirus, es parte de una serie de nuevas enfermedades infecciosas, como el MERS, SARS y  Ébola,  que se manifiestan en la medida que arrasamos con la vida silvestre, en cualquiera de las formas antes mencionada. La víctima, sin embargo, no es otro más que el ser humano.
Al observar a los gobiernos responder a esta pandemia con vigor, es difícil no preguntarse por qué no se hace lo mismo en la lucha contra el cambio climático y la conservación de la biodiversidad.
El Coronavirus es una alerta, posiblemente tenue si comparado con los efectos aún más graves que podemos tener con el calentamiento global. Una llamada de atención a la importancia de trabajar   todos juntos, para ganar la lucha contra otro enemigo invisible.
No existe la menor duda, que la sobrevivencia de la sociedad que conocemos, y aquí se incluye la libertad, depende del éxito que tenga la humanidad en distanciar e invertir la correlación que existe entre crecimiento económico y aumento de las emisiones de Dióxido de Carbono (Co2).   Debemos evitar, de todas las formas, que la temperatura media de la tierra continúe elevándose y supere la meta de 1.5º centígrados. Sin embargo, no estamos teniendo éxito. 
Vale la pena destacar, que la respuesta al cambio climático, no depende de una vacuna o una tecnología que aún no existe. La solución para evitar la ¨pandemia¨ del calentamiento global, está en nuestras manos y es ampliamente conocida.  Hay que abandonar las fuentes de energías sucias, (el petróleo, el carbón y el gas), dejar para atrás a las industrias que no suman, que no quieren adaptarse y lo que es peor, hacen todo a su alcance para que el cambio hacia una economía limpia, simplemente no suceda.
Es tiempo de reflexionar más allá del Coronavirus. Gracias a la movilidad eléctrica, no hay más motivo para vivir en ciudades contaminadas por el Co2, no hay motivo para que el interés de algunas industrias prevalezca por más tiempo, sobre el bienestar común.  Es tiempo de cambios, nuevas industrias, nuevos estándares climáticos, negocios responsables que generan empleos, renta y prosperidad a niveles de crecimiento muy superiores a los actuales.
Esta pandemia, necesita recordarnos que los seres humanos no somos el centro del planeta, somos parte de él y si sabemos adaptarnos a esta nueva idea, podremos disfrutar por mucho más tiempo de algo que por hemos dado como ganado, vivir en libertad.


quinta-feira, 21 de novembro de 2019

Biodiversity : externality or asset?

Latin America and the Caribbean is the region with the greatest biodiversity on the planet, with approximately 40% of the world’s known species. The economic value of nature’s contribution to people is estimated at more than US$24 trillion per year, equivalent to the entire region’s GDP. Despite the valuable natural resources the region boasts, biodiversity is not yet recognized as a relevant comparative advantage and a real asset when modelling economic development.
This situation promotes the perception that biological resources are unambiguously renewable, and that preserving biodiversity reserves represents a current expenditure instead of a strategic investment. The logical upshot of this notion is detailed in the first study on the Global Assessment of Biodiversity and Ecosystems, carried out by the Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services (IPBES), a United Nations agency.

The key message the study reveals is that, despite the efforts and achievements at national, civil society, private sector and international community level to value natural capital and promote a transformative economic development agenda, the results achieved thus far are insufficient.
The net balance is negative and, as the assessment indicates, under current conditions, there are one million endangered species, which jeopardizes the delicate and complex balance that sustains life on the planet.
The situation is the result of a set of variables, including notably the following:
  • The loss and fragmentation of habitats, which reduces mobility and, consequently, the gene exchange capacity of species, thus weakening them into their extinction (18 million hectares deforested in 2017);
  • Habitat pollution by pesticides and toxic wastes, which poison ecosystems, reducing the ability of species to survive and regenerate (25% of the known insect species are becoming extinct, at a rate of 2.5% per year);
  • Overexploitation and destructive harvesting practices hinder the regeneration of biodiversity, pushing species to the limit (one in three commercial marine species are exploited above their reproductive capacity);
  • Climate change, which pushes species into an abrupt adaptation process for which most of them are not genetically prepared (a temperature rise of 0.6° C since 1960, and 1.5° C by 2050).
Instead of analyzing the underlying causes of these pressures, the core element of this trend is the logical interpretation from a economic policy and political economy standpoint on how to use and harness biodiversity. All signs show that this is the right time for new interpretations to be put into practice, in line with the present times. 

Plásticos: ¿el fin de una era?

El pasado 28 de marzo, el Parlamento Europeo aprobó la ley que prohíbe el plástico descartable de un único uso (bolsas, cubiertos, envases, platos y vasos). Esta nueva ley entra en vigor a partir de enero del 2021 y deberá impulsar las substitución de productos de plástico por alternativos.

Con esta ley, la Unión Europea impulsa y allana el camino para cambios más importantes y de impacto global, partiendo desde una premisa ya ampliamente aceptada y compartida por la sociedad: el plástico contamina los océanos y en su lenta descomposición se mezcla con otros organismos vivos, hecho que lo adentra en la cadena alimentaria de mariscos y peces y, consecuentemente, afecta a la salud humana.

Sin embargo, desde sus primeras aplicaciones industriales en los años 50, cuando se produjeron alrededor de 1,5 millones de toneladas, hasta hoy, con una producción estimada en  de 318 millones de toneladas, las aplicaciones y la producción de plástico no paran de crecer. Estos datos retratan en parte la historia de éxito del plástico, que con sus diversas aplicaciones prácticas en diferentes industrias ha  tenido un papel clave para impulsar el comercio y con el desarrollo social y económico alcanzado  a nivel mundial. Sin embargo, por motivos diversos, desde las primeras evidencias en la década de los 60s a la fecha, el plástico se ha transformado en el principal elemento de contaminación de los océanos, en un enemigo de la biodiversidad marina y, consecuentemente, de la salud pública.

De acuerdo con la Fundación Ellen MacArthur, el 73% de todos los desechos encontrados en los mares son de plástico, y se estima que hay cerca de 5 mil millones de piezas de plástico en los océanos, con un peso aproximado de 166 millones de toneladas. En principio, si esta tendencia creciente de contaminación continúa, para el año 2050 los océanos contendrán más plástico que pescado. Este es el tamaño del problema y reto al cual nos enfrentamos.

La contaminación de los océanos con plástico ya compromete los ecosistemas, la biodiversidad marina y, de forma directa y evidente, la salud humana. Es por esto que resulta aún más importante  reconocer que la prohibición del plástico de un solo uso y extensión de responsabilidades dado por la Unión Europea no es un hecho aislado. En definitiva, se trata del hecho más emblemático a nivel mundial a la fecha, pero no el único.

La contaminación del plástico en los océanos es un tema que gana importancia en un número cada vez mayor de países de América Latina y ciudades en todo el mundo. Algunos ejemplos de prohibiciones y restricciones en la región son la ley que prohíbe el uso de bolsas de plástico en comercios de Chile y Panamá, y otras con enfoque más amplio para plásticos de un solo uso, como los que se proponen en Colombia, Costa Rica y Perú. En todos los casos el objetivo es similar: impulsar la transformación productiva de las cadenas de valor asociadas a la industria del plástico, tornándolas más verdes y extendiendo la responsabilidad de los productores y consumidores industriales y finales.

Ante este contexto de transformación productiva, es fundamental reconocer que más allá de los  beneficios que la prohibición del plástico de un único uso pueda tener, y que no son pocos, existe un proceso de desarrollo industrial que implica el desarrollo tecnológico y registro de patentes   que podrán regir una nueva economía asociada a  alternativas/substitutos del plástico.

La actualización de las políticas públicas asociadas al plástico que se observan en América Latina, acompañadas de regulaciones correctas e inversión en I+D aplicada al desarrollo de alternativas al plástico, representan una tangible oportunidad de desarrollo tecnológico e innovación en favor de un desarrollo regional sostenible. Así como sucede en otras industrias, la generación de nuevos estándares tendrá un papel clave en la distribución de beneficios y riquezas entre los países, dividiendo aquellos que tienen el conocimiento técnico-científico, de aquellos que lo aplican.

Este escenario emergente, marcado ahora de forma contundente por las nuevas reglas de la Unión Europea para plásticos de un solo uso, nos invita a reflexionar sobre los grandes desafíos y oportunidades de este cambio para América Latina. ¿Cuál es la participación de América Latina en el desarrollo de tecnologías y patentes que buscan alternativas al plástico? ¿Cómo este cambio podrá contribuir con la generación de nuevas cadenas de valor, empleos y renta en la región? ¿Cómo potenciar la participación y los beneficios de América Latina en este proceso de transformación tecnológica? ¿Cuál es el rol del Estado?

Este proceso de transformación productiva no es por lo tanto un fenómeno local, sino más bien un proceso global donde como en otros sectores las tecnologías dominantes definirán el curso de un nuevo ciclo. Es en este contexto donde instituciones como CAF, con aliados estratégicos como WWF y el GEF, vienen trabajando en la generación de herramientas, mecanismos de financiamientos e iniciativas que a través de modelos de economía circular y desarrollo sostenible puedan contribuir con la transformación productiva y desarrollo sostenible.

¿Será este el fin de la era del plástico? Posiblemente no, pero definitivamente estamos viviendo  una transformación tecnológica evidente que resulta de un oportuno entendimiento acerca de las implicancias que para el desarrollo sostenible de la región tiene no atender esta agenda y, en consecuencia, de la imposición de responsabilidades extendidas a los productores y consumidores industriales del plástico. Y este sí sería el fin de una era.

sexta-feira, 11 de maio de 2018

El mercado de cacao fino y de aroma: un camino alternativo para América Latina

Estos indicadores generales ilustran que la actividad productiva del cacao a nivel mundial se mantiene por la labor de un segmento de la población rural de baja renta, para quienes los servicios públicos de calidad en educación y salud suelen ser escasos, siendo por lo tanto más vulnerables y sensibles a la volatilidad de los precios de sus productos. 
Mitigar la volatilidad de los precios del cacao es parcialmente posible. Sin embargo, las herramientas de mercado disponibles, por el momento, no alcanzan a la gran mayoría de los productores.  
Algunas de las herramientas disponibles para mitigar alteraciones en los precios del cacao son:
  • manejar la capacidad de producción con informaciones de inteligencia de mercado evitando la sobre oferta;
  • realizar contratos con precios a futuro previamente establecidos;
  • desarrollar relaciones comerciales más duraderas con compradores dispuestos a pagar precios superiores por ofertas certificadas y que atienden estándares de calidad previamente acordados. 
La caída del precio del cacao se arrastra desde Junio/2016, con precio de  USD$3,122/ton, alcanzando su valor más bajo recientemente en Diciembre/2017, USD$ 1,910/ton. Esto redujo significativamente los ingresos de los productores y, consecuentemente, el grado de confianza que depositan en el cacao como un cultivo alternativo, por ejemplo a la hoja de la coca, o a otras actividades informales de extracción y de alto impacto ambiental, como la minería informal. 
Esto refleja que los impactos de la caída del precio del cacao pueden ir más allá del impacto directo en la renta del productor. Vale destacar que el cacao es una de las banderas emblemáticas de algunos programas de cooperación de apoyo al desarrollo sostenible de América Latina. 
Se estima que entre 2007 y 2017 más de USD$ 600 millones de dólares han sido donados y/o invertidos en países de América Latina través de programas y proyectos de colaboración internacional. Todo indica que este es el momento adecuado para que los actores clave implicados en la cadena de valor del cacao fino y de aroma se articulen e impulsen este segmento, diversificando el riesgo de los productores y desarrollando cadenas de valor orientadas a mercados especializados.  
En este sentido, la Iniciativa Latinoamericana del Cacao es un proyecto liderado por CAF que impulsa un movimiento efectivo de colaboración regional para estimular el desarrollo de este segmento. El proyecto cuenta con la participación de nueve países que concentran el 90% de la producción mundial de cacaos premium a nivel mundial, colaborando en la articulación de consensos y generación de referencias técnicas.

sábado, 27 de janeiro de 2018

The Sustainable Tourism Index

Proud for having at the Sustainable Tourism Index, a The Economist publication, a reference to the sustainable tourism concept proposed at my latest book.  Many thanks, Don Hawkins and Bruce Pradeux. Lascaux embodies many of the challenges posed, as well as some of the beneficial impacts offered, by the pursuit of sustainable tourism, which can be defined as “the creation and maintenance of a tourism industry in which growth does not deplete but rather preserves or enhances local stocks of economic, social, cultural or environmental capital”.7 The term is relatively young, having come into use in the 1990s, but the concept behind it is rooted in the broader definition of sustainable development, which describes activities 7 Federico Vignati, Don Hawkins and Bruce Priedeaux, Sustainable Tourism: driving green investment and shared prosperity in developing countries, 2016

https://www.eiuperspectives.economist.com/sustainability/2018-sustainable-tourism-index/white-paper/sustainable-tourism-index-enhancing-global-travel-environment

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quinta-feira, 14 de dezembro de 2017

Why we need biodiversity friendly infrastructures?

The development of infrastructure is generally associated with two concepts that, currently, are antagonistic: growth and conservation. On the one hand, investment in infrastructure is associated, and rightly so, with the growth and prosperity of countries. Thus, important investments are proposed and implemented in highways, which stimulate mobility and encourage commerce; in projects for the generation and distribution of electricity, which bring energy to homes and industries; in medical centers, which offer more and better health services to the population, etc. On the other hand, infrastructure is also associated with the loss of biodiversity and deterioration of the environment and the transformation of ecosystems, which are generating social risks and risks in the sustainability of the infrastructure itself. This context presents us with a challenge: is it possible for infrastructure to generate, in addition to social and economic impacts, benefits for the biodiversity?
First of all, it is important to recognize the value of biodiversity from a perspective that goes beyond the aesthetic. Biodiversity plays a fundamental role in development, mainly in the functioning of the productive and service sectors, reducing, avoiding and mitigating their negative impacts. Likewise, thanks to healthy ecosystems, we enjoy essential services that, from a political and economic perspective, are fundamental to the social stability, peace and competitiveness of countries.
In this context, it is opportune to integrate new reflections that are the result of the recognition of current problems. A look at the past can serve as a reference, which is why the exchange of learning, positive and negative, is indispensable. It is necessary to go further, however. Our view towards the future must be open to change, with the understanding that a critical context of global warming and massive loss of biodiversity requires new answers.
In a context in which global climate change is a fact accepted by the planet’s most respected scientific circles, and is experienced on a daily basis by billions of people, it is important to ask different questions. How to reconcile the expansion of infrastructure with the recovery of environmental services? Do we have the technology, sufficient experience and the ability to reconcile investments in infrastructure with the recovery of biodiversity? In short, how do we benefit ecosystems with infrastructure that is biodiversity friendly?
The questions to be asked are not few, and the answers require a search for consensus in a context of business opportunity, regional political leadership and commitment to the maintenance of progress and the sustainable development of the region. In the current context, the environmental perspective and climate change are not secondary issues for our development. Discussion on the prevalence of an ecological point of view over the economic or otherwise, is outdated. There is, today, a consensus on the importance of working with both perspectives, and this is widely evidenced in different international agreements.
In any case, the obvious challenge is to find efficient and practical ways to distance the growth of infrastructure from the loss of biodiversity. The challenge and the opportunity that we have, in Latin America and the Caribbean, is even more important if we consider that this region is home to 625 million people and 40% of all the biodiversity of the planet. There is a unique opportunity to lead qualitative changes that lead to the development of infrastructure that is friendly to biodiversity in Latin America, and a responsibility to make this qualitative transformation on time.

quinta-feira, 16 de novembro de 2017

Inteligencia de mercado para la industria del cacao en América Latina

Por su diversidad genética, América Latina y el Caribe son los principales productores de las variedades de cacao fino y aroma, con cerca del 80% de la producción mundial. Con una tasa de crecimiento de la demanda por estas variedades del cacao muy superior a la media del cacao bulk (que se comercializa en la forma de commodities) el desarrollo de cadenas de valor asociadas al cacao fino representan uno de las principales oportunidades para el desarrollo de una actividad cacaotera competitiva y sostenible.   
Sin embargo, existen importantes desafíos a superar para consolidar la posición competitiva de la región en este promisor segmento del mercado. Entre los desafíos, se destacan: 
  • Por el lado de la producción, la necesidad de identificar, mantener y ampliar la base genética que representan la principal ventaja comparativa regional
  • Desde la perspectiva de la demanda, la necesidad de armonizar los procesos de identificación catación y clasificación del cacao desde la perspectiva de sabores y aromas (organoléptica)
  • Desde la perspectiva de la biodiversidad y climática, la importancia de asumir compromisos concretos y alcanzables para mitigar las emisiones de carbono que resultan de la actividad productiva y comercial, además de buscar alternativas para la adaptación en un contexto de cambio climático; y no menos importante
  • Desde la perspectiva social, establecer mecanismos para la distribución justa y equitativa de los beneficios a lo largo de la cadena de valor
Ante estos desafíos y posibilidades de impacto para el beneficio de la región, CAF -banco de desarrollo de América Latina-, estableció en 2016 la Iniciativa Latinoamericana del Cacao (ILAC), un proyecto que tiene como objetivo promover el desarrollo del cacao como actividad económica sostenible y elemento integrador de los pueblos que ancestralmente lo han utilizado en la región. 
Fue en este contexto de trabajo de largo plazo y mirada estratégica a la región que se fundieron las bases de un programa regional comprometido, en una etapa inicial (2016-2018), con la consolidación de una dinámica regional de trabajo sostenida por ocho países participantes: Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Repú­blica Dominicana, Panamá y Perú. 
Con esta mirada regional, se identificó, junto a los países y sectores produc­tivos, la necesidad de contar con un mecanismo de inteligencia de mercado que ofrezca informaciones útiles y que alimente el proceso de desarrollo de este segmento de mercado (cacao fino y de aroma). Es con esta perspectiva que el Programa de Biodiversidad de la Unidad de Negocios Verdes de CAF impulsó el Observatorio de la Iniciativa Latino Americana del Cacao, que pretende atender una solicitación de los países participantes de la ILAC con la meta de presentar informa­ciones macro-microeconómicas y datos estadísticos, así como analizar noticias relevantes que apoyen en la toma de de­cisiones de autoridades, instituciones, empresarios, asociaciones, gremios y productores. La meta última es contribuir a la competitividad del sector cacao fino en la región. 
El Observatorio genera un boletín trimestral que es difundido a través de diversas redes de aliados y colaboradores que incluyen a los puntos focales ILAC en los ocho países participantes, así como organizaciones como el ITC, UNCTAD, Smithsonian, ICCO, entre otros. El primer boletín se puede descargar en Scioteca, desde este enlace.
El observatorio se ha convertido en una herramienta muy valiosa para impulsar la industria cacaotera en la región.